sábado, 28 de febrero de 2009

CHAPTER IV


Era un largo pasillo. Camino a tientas por el, pues no había luz. El piso lastimaba. Sentía que cada paso era peor que el anterior. Sentía que se desangraba. Por momentos paraba. El dolor podía más. Pero tenía que seguir, aunque doliera…

Sus manos tocaban una pared mucosa. Parecía que por momentos se movía, como si respirara…

Una voz dijo “ven, es aquí”. Una luz ilumino el largo pasillo. Miro hacia arriba. Era una luz muy blanca, cálida. Alzo las manos y sintió calor. “Sube” repitió la voz. Pero no había forma de subir. Sus manos y pies resbalaban en la pared.

Entonces lloro. Por horas, días, hasta que sus lagrimas la llevaron hacia la luz. Hasta que sus lagrimas llenaron el largo pasillo…

Estando aun fuera, los pies de la niña dolían…